"Océano Vocacional" Por: Miriam Zirdok Smeke

Llegué a éste mundo sabiendo que pertenecía al océano.

Yo tronaba cada vez que las olas se revolcaban en la arena.

Y me movía con el movimiento del mar, al ritmo perfecto y único de la melodía cotidiana pero extraordinaria.

Me sumergía en los adentros de las aguas encontrándome pura y renovada como el agua salada.

El mar era hondo y profundo tal como mi alma y mis sentimientos, infinitos, reverentes al alma, a la playa.

Cada reencuentro era más exquisito, más sabroso, más conciliador.

Cada vez que mis pupilas se encontraban con el océano, se encontraban al mismo instante conmigo misma.

Me penetraba la idea de la idealización y de la realidad de la magníifica naturaleza comprimida en un mundo de sueños y esperanzas.

Y me daba cuenta que era evidente tener fé en Dios, pues nos regaló un mundo espléndido.

Cada vez me encontraba más conmigo misma hasta que llegó el presente.

Me purifiqué hasta la instancia de darme cuenta que yo nací para ser una gran escritora.

Y no te creas, aún sigo temblando con la brisa extrema de la playa.

Es lo que me hace ser lo que soy.

Gracias mar, por permitirme encontrar mi vocación en tu belleza.

Y tu belleza sin duda como mi vocación.

Miriam Zirdok Smeke